Madre de Dios - El Título más bello e importante de la Virgen María.
La Virgen María, la preciosa doncella que siendo casi una niña fue visitada por el Arcángel Gabriel de parte de Dios para comunicarle la gracia especial que éste le concedería pero sin menoscabar su voluntad y libre decisión, podía haber rechazado o pedido no ser tenida en cuenta para recibir esta gracia, sin embargo su respuesta le agradó tanto a Dios que le confirmó definitivamente ser la "Madre del Salvador, del Mesías anunciado por los profetas".
La grandeza de la Virgen María está en su inocencia, humildad, ternura y firme convicción de hacer la voluntad de Dios. Por eso el Espíritu Santo, el mismo espíritu de Dios, contra el que no se tiene perdón de ningún modo si se le blasfema u ofende, haría en María el milagro más grande tal vez solo superado por la Resurrección de Cristo.
Está escrito en el Nuevo Testamento, cómo la dulce Virgen María se convirtió en la Madre de Dios, concibiendo a Dios en forma humana para salvar a la humanidad por el creada. Eso le valió a la Virgen María elevarse sobre la naturaleza humana y toda la creación, Ser la Madre de Dios por lógica y simple deducción nos hace entender que el amor de Cristo, del mismo Dios por su madre es aún más grande y perfecto que el amor de una madre por su hijo y viceversa, debido a la naturaleza divina de Cristo. Sin embargo, esta conclusión no ha sido aceptada y es hasta rechazada aún por los mismos creyentes y seguidores de Cristo.
¿Porqué sucede esto? ¿Cómo es posible no reconocerle a la Virgen María el honor de ser Madre de Dios y la reverencia y el amor que le debemos tener? La respuesta está en la misma naturaleza humana pervertida por el pecado, la tendencia a la suspicacia a cuestionar y querer buscarle explicación humana a todo, incluso a lo que tiene que ver con Dios, no está exento de la intervención demoníaca del maligno que intenta también ofuscar el entendimiento para que no aceptemos que las cosas que vienen de Dios como los milagros, que son manifestación de su Poder y están por lo tanto fuera del alcance humano y de los principios de la naturaleza.
En el año 431 A.D (siglo V) en el Concilio de Éfeso en Turquía, se trató el tema de la Virgen María como Madre de Dios y se encontró con posiciones tan diversas como la del Patriarca de Constantinopla Nestorio, quién argumentaba que María era la madre de Cristo más no de Dios. Esto rebajaba a la Virgen María a ser madre de un hombre y no del mismo Dios. Incluso a negar la naturaleza dual de hombre y Dios, lo que por ende llevaba a considerar que María no era digna de fervor u honor especiales. Aunque Nestorio, sus ideas, partidarios y otras posiciones similares fueron rechazadas en pleno por el concilio, estas posiciones ambiguas continuaron tomando fuerza y aún hoy en día muchas personas de alguna forma están convencidas de argumentos de este mismo tipo relacionados con la Virgen María y otros asuntos de fe.
Realmente, debemos honor y devoción a la Virgen María, pedirle perdón por intentar destruir su imagen como Madre de Dios, negar su virginidad, el milagro del nacimiento de Cristo y su relación tan estrecha e importante con el nacimiento, la muerte, la resurrección de Cristo y los sucesos posteriores a estos eventos. Por vergüenza más bien deberíamos renunciar a ser Cristianos, nos irá mejor que en forma hipócrita, soterrada y malévola prestarle oídos y ayudar a que argumentos, teorías y posiciones heréticas perviertan la conciencia general, ofendiendo a Dios y la mujer que el escogió para ser su Madre.
La Madre de Dios, es tal vez el título más bello e importante que se le reconoce a la Virgen María, puesto que Dios lo dispuso, lo comunicó a través de su ángel y lo llevó a cabo con su Espíritu Santo y el mismo Dios llegó al mundo como hombre y como Dios. Y así como dice la bella oración del Ave María, "Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús".
¿Cómo es de natural y humano ofendernos sobremanera cuando nos insultan a nuestra madre? ¿Cómo se sentirá Dios cuando ofendemos a la que el mismo eligió como madre suya? Por lo tanto, no ofendamos a Dios, no le demos más dolor y no nos hagamos merecedores de su enojo justo, porque lo estamos abofeteando directamente en su rostro.
Es triste saber que en la actualidad, la festividad de la Virgen María como Madre de Dios pasa en realidad desapercibida y no se le da la verdadera importancia que tiene, siendo central en la Fe Cristiana y necesaria para alcanzar la Salvación, puesto que la Virgen María es en realidad la intercesora y que puede mover el corazón de Dios para regalarnos su misericordia y perdón de nuestros pecados.
La grandeza de la Virgen María está en su inocencia, humildad, ternura y firme convicción de hacer la voluntad de Dios. Por eso el Espíritu Santo, el mismo espíritu de Dios, contra el que no se tiene perdón de ningún modo si se le blasfema u ofende, haría en María el milagro más grande tal vez solo superado por la Resurrección de Cristo.
Está escrito en el Nuevo Testamento, cómo la dulce Virgen María se convirtió en la Madre de Dios, concibiendo a Dios en forma humana para salvar a la humanidad por el creada. Eso le valió a la Virgen María elevarse sobre la naturaleza humana y toda la creación, Ser la Madre de Dios por lógica y simple deducción nos hace entender que el amor de Cristo, del mismo Dios por su madre es aún más grande y perfecto que el amor de una madre por su hijo y viceversa, debido a la naturaleza divina de Cristo. Sin embargo, esta conclusión no ha sido aceptada y es hasta rechazada aún por los mismos creyentes y seguidores de Cristo.
¿Porqué sucede esto? ¿Cómo es posible no reconocerle a la Virgen María el honor de ser Madre de Dios y la reverencia y el amor que le debemos tener? La respuesta está en la misma naturaleza humana pervertida por el pecado, la tendencia a la suspicacia a cuestionar y querer buscarle explicación humana a todo, incluso a lo que tiene que ver con Dios, no está exento de la intervención demoníaca del maligno que intenta también ofuscar el entendimiento para que no aceptemos que las cosas que vienen de Dios como los milagros, que son manifestación de su Poder y están por lo tanto fuera del alcance humano y de los principios de la naturaleza.
En el año 431 A.D (siglo V) en el Concilio de Éfeso en Turquía, se trató el tema de la Virgen María como Madre de Dios y se encontró con posiciones tan diversas como la del Patriarca de Constantinopla Nestorio, quién argumentaba que María era la madre de Cristo más no de Dios. Esto rebajaba a la Virgen María a ser madre de un hombre y no del mismo Dios. Incluso a negar la naturaleza dual de hombre y Dios, lo que por ende llevaba a considerar que María no era digna de fervor u honor especiales. Aunque Nestorio, sus ideas, partidarios y otras posiciones similares fueron rechazadas en pleno por el concilio, estas posiciones ambiguas continuaron tomando fuerza y aún hoy en día muchas personas de alguna forma están convencidas de argumentos de este mismo tipo relacionados con la Virgen María y otros asuntos de fe.
Realmente, debemos honor y devoción a la Virgen María, pedirle perdón por intentar destruir su imagen como Madre de Dios, negar su virginidad, el milagro del nacimiento de Cristo y su relación tan estrecha e importante con el nacimiento, la muerte, la resurrección de Cristo y los sucesos posteriores a estos eventos. Por vergüenza más bien deberíamos renunciar a ser Cristianos, nos irá mejor que en forma hipócrita, soterrada y malévola prestarle oídos y ayudar a que argumentos, teorías y posiciones heréticas perviertan la conciencia general, ofendiendo a Dios y la mujer que el escogió para ser su Madre.
La Madre de Dios, es tal vez el título más bello e importante que se le reconoce a la Virgen María, puesto que Dios lo dispuso, lo comunicó a través de su ángel y lo llevó a cabo con su Espíritu Santo y el mismo Dios llegó al mundo como hombre y como Dios. Y así como dice la bella oración del Ave María, "Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús".
¿Cómo es de natural y humano ofendernos sobremanera cuando nos insultan a nuestra madre? ¿Cómo se sentirá Dios cuando ofendemos a la que el mismo eligió como madre suya? Por lo tanto, no ofendamos a Dios, no le demos más dolor y no nos hagamos merecedores de su enojo justo, porque lo estamos abofeteando directamente en su rostro.
Es triste saber que en la actualidad, la festividad de la Virgen María como Madre de Dios pasa en realidad desapercibida y no se le da la verdadera importancia que tiene, siendo central en la Fe Cristiana y necesaria para alcanzar la Salvación, puesto que la Virgen María es en realidad la intercesora y que puede mover el corazón de Dios para regalarnos su misericordia y perdón de nuestros pecados.
Fuentes de Consulta y referencia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Concilio_de_Éfeso
http://es.catholic.net/op/articulos/15429/cat/653/primer-dogma-maria-madre-de-dios.html
http://www.corazones.org/maria/ensenanza/madre_dios.htm