La Muerte de JFK 50 años después. Nadie realmente ganó nada con su muerte.
JFK - 50th anniversary of his death
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Llama eterna donde se encuentran los restos de JFK presidente #35 de Estados Unidos photo credit: SchuminWeb via photopin cc |
Desde la muerte de Abel a manos de su hermano Caín narrado en la Biblia, el asesinato es la más inútil decisión que puede tomar una o varias personas en la vida. Nunca se consigue el objetivo real, ni siquiera el sentimiento de venganza, odio ni de reparación es saldado.
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El que ordenó o los que ordenaron la muerte de John Fitzgerald Kennedy el 22 de noviembre de 1963 al igual que Caín a partir del hecho se someten a ser confrontados por lo desconocido. El poder de la justicia divina ante la que el hombre es completamente impotente.
Puede que hayan celebrado eliminar al Presidente de Estados Unidos, darle un golpe mortal a la primera potencia mundial, disfrutado la ocurrencia de su muerte pero ésto solo es algo espontáneo, se diluye en pocos instantes, así como Caín no encontró palabras para responderle a Dios cuando le reclama por la muerte de su hermano. Caín lo había ejecutado solo, nadie lo vio y podía argumentar que fue un accidente o que una fiera lo atacó. Su única respuesta altanera nació de la frustracción y la rabia de sentirse descubierto y de un corazón ya inundado de maldad.
Hoy se cumplen 50 años del magnicidio del gran John Fitzgerald Kennnedy, nadie lo ha podido ignorar porque fue un hombre excepcional en su tiempo, le tocó afrontar las situaciones políticas y sociales más difíciles que se conozcan desde la Segunda Guerra Mundial y él y lo que le ocurrió son parte de la historia. Todo son conjeturas y todo ha permanecido en secreto durante medio siglo. Sin embargo, lo único de lo que se tiene certeza es que la verdad fue ocultada.
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El gran misterio de la muerte de Kennedy sólo lo saben los asesinos y los encargados de encubrir la verdad, en su conciencia está marcado el hecho y Dios también lo sabe. Muchas son las teorías, desde un lío de faldas, hasta la más compleja trama del más alto nivel político y militar propiciado por un gobierno enemigo. Pero ha sido el propio gobierno y la justicia de Estados Unidos los primeros que se encargaron de ocultar el hecho y los resultados de las investigaciones.
Pero la verdad aunque pueda ser manipulada hasta el punto de lograr que pasen 50 o más años, se oculta solo a los hombres. Dios lo sabe y es él quien decide si la verdad se hará pública al resto de los mortales o no. También es quién decide como juzgará a los culpables del hecho aún si el poder humano ha logrado generar impunidad.
Han pasado 50 años, que parecen muchos años y son tantos los acontecimientos ocurridos desde entonces que parece un hecho lejano. Pero para Dios el tiempo no existe, el creador de todo y de la justicia sabe cuando el hecho quedó o quedará realmente saldado en justicia. Es cuestión de equilibrio, la balanza siempre debe quedar equilibrada y el mal solo hizo bajar la balanza hacia su lado pero la justicia se encarga de volver las cosas a su equilibrio natural.
Puede que ya se haya hecho justicia o aún esté pendiente. Lo único que se sabe es que entre los culpables puede que aún algunos estén vivos, ocultos o impunes y otros hayan bajado igual que Kennedy al sepulcro. El problema para los culpables es que el hecho es mejor que se conozca y salde en vida y no después de la muerte. La muerte no es tanto el problema, es un evento natural, pero lo que ocurre después, que desde hace miles de años despertaba temor en los antiguos egipcios, quienes reconocían la existencia de un juicio después de terminar los días de la vida. ¿Cómo lo sabían o que indicios hacían sospechabar los egipcios del juicio después de la muerte? es un misterio sin respuesta. Pero el problema es que en el plano humano las consecuencias de un acto malo tiene que ser castigado o reparado de alguna forma y no está exenta de sufrimiento.
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El Juicio Final de Osiris que aparece en el Libro de los Muertos del Antiguo Egipto Imagen encontrada en el Dominio Público |
El libro de los muertos de Egipto
Contiene el famoso papiro del Juicio Final de Osiris de Hunefer
Puede que las personas que cometan asesinatos o crímenes vivan tranquilos y hasta tengan una existencia cómoda, que la vejez o enfermedades mentales borren de sus mentes su maldad, pero si no se arrepintieron, sufrieron o sintieron el peso de la culpa, inexorablemente lo tendrán que afrontar cuando la muerte corte sus vidas. Allí es donde el hombre se despoja de todo y no tiene nada de lo terreno a su favor, ni los amigos, ni la familia, nadie estará en esos momentos, por lo tanto su única esperanza es la misericordia de Dios y los que sueñan y creen que Dios todo lo perdona se les olvida que Dios creó un lugar de castigo eterno para los ángeles caídos y los hombres que en su tonta arrogancia han ofendido gravemente su poder y no dejaron en vida que Dios los socorriera y corrigiera.
Cuando murió el tírano Pol-Pot en Camboya de muerte natural y tranquila, muchas personas que conocieron y sufrieron de sus atrocidades, crímenes y maldad concluyeron que éste no pagó nada por sus crímenes. Pero, la muerte no importa como ocurra, es definitiva y es seguro que lo que no pagó en vida en la forma en que consideramos los seres humanos como castigo por su culpabilidad como años de prisión o castigos corporales y sufrimientos morales, no son nada ante el poder de Dios de castigar lo que queda del hombre el alma.
Hoy es un día de reflexión y se reconoce del pueblo estadounidense el sentido de unidad y respeto por las personas que han muerto y servido a su país o la forma en que demuestran patriotismo que en otros lugares del mundo, por actos peores, no se tiene la menor muestra de condolencia ni áun en los momentos siguientes e inmediatos de ocurrencia.
Pero en realidad, este hecho debe ser un asunto privado y no público, que se presta a la manipulación política y para que los políticos y gobernantes de forma hipócrita eleven plegarias, lean discursos redactados con fines electorales y den rienda suelta a un falso sentimiento de tristeza que en realidad no les embarga.
Además, en el Nuevo Testamento Jesús le dijo a uno de sus seguidores que le pidió permiso para ir primero a enterrar a su padre para luego seguirle "Dejad que los muertos entierren a sus muertos", dándonos a entender que en la vida primero está Dios y hacer su buena voluntad que lo que hagamos por los muertos, porque Dios es el que tiene la potestad de dar la vida eterna. Kennedy ya no está ni en ese lugar en donde están los restos, su alma está donde Dios haya dispuesto y lo que se hace en su conmemoración en realidad es mal visto a los ojos de Dios, se rinden honores a un hombre porque ostentó un poder temporal, pero no es el único ser humano que haya muerto o sea especial después de la muerte, se cae en una especie de acto idólatra que solo es debido a Dios. Muchas personas ante los ojos de Dios tienen más méritos que él mismo gobernante del país o reino más importante del mundo en su momento.
Pintura de James Tissot de Jesús escogiendo a los discípulos
Lo siento, pero la verdad y la realidad es que hoy es un día como cualquier otro en la vida, la vida de Kennedy y sus circunstancias realmente son particulares a su persona y familiares y se está en cierto modo haciendo ofrendas cual culto pagano a un muerto, que en realidad ni siquiera sentimos y muchos de nosotros ni hacemos o llegamos a hacer actos de esa índole a quién realmente nos ha dado todo y del que dependemos en todo: Dios.
Quién ganó realmente algo con la muerte de Kennedy, nadie. Estados Unidos no colapsó siquiera, la venganza y el odio desplegados contra él solo acabaron su vida temporal, pero el acto de maldad cometido se devuelve a los culpables en la medida que Dios determine a su entera voluntad y en la forma y tiempo que él decida. Por eso lo importante no es ya que pasó, quién lo hizo o porqué lo hizo, que en estos momentos sería más un asunto de farándula que un asunto de verdadera justicia.
Lo único, que puede servir en un día como hoy es recordar que debemos elevar plegarias por las personas que han partido antes que nosotros de la vida y no botar el dinero en ofrendas florales y enormes gastos de transporte y protocolo diplomático por un muerto, cuando existen problemas reales y necesidades humanas urgentes y vitales de personas que claman por una ayuda sin ser escuchados siquiera (como ejemplo, el reciente desastre natural en Filipinas). Cuántas lagrimas o sufrimientos se solucionarían y evitarían en realidad con la enorme cantidad de dinero que se gasta en un día como hoy que no sirven ni siquiera al muerto, ni a sus familiares y el difunto centro del homenaje ni se entera o cuenta se da.
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