Hagamos de Halloween una verdadera fiesta para los niños y dejemos que su ternura e inocencia irradien luz de verdadera bondad.
Al finalizar el mes de octubre la popular celebración de Halloween debe ser un evento pensado solo para los niños. Los niños son el centro de ese día. Su imaginación y felicidad de lucir disfraces no debe verse empañada por los adultos. Los niños con su ternura e inocencia le dan calidez y bondad a una fecha que ha través de los años, el comercio y la cultura ha centrado en realidad en los adultos.
Debería eliminarse todo connotación negativa de ese día, referencias a monstruos, lo feo, lo malo o siniestro. La imaginación infantil gira en torno a la belleza y lo mejor de este mundo. En ese día los niños deberían ser acompañados por sus padres y mascotas en una verdadera fiesta infantil. Hasta los adultos podemos participar, dejando salir el niño interior que todos tenemos y que no debemos dejar morir.
Espero que las personas que lean este post reflexionen y compartan estas cortas líneas, de lo que esperamos sea un día luminoso y no de oscuridad. Convertir ese día en lo que de verdad debe ser, la integración familiar y que los niños sean el centro de una verdadera fiesta.
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