LA ÚLTIMA BATALLA DE IMPORTANCIA GANADA POR EL IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE EN LA ANTIGÜEDAD.
La batalla de los campos Catalaúnicos del 20 de junio del año 451 de nuestra era, prolongó por un corto período de tiempo la destrucción total del imperio romano de occidente, el cual había entrado en su última etapa y su desaparición definitiva ocurriría 25 años después (el tiempo que corresponde a una generación) en el año 476.
Esta batalla es comparable con otras más modernas en cuanto a impacto pero no en cuanto a tecnología o despliegue de tropas, citando como ejemplos la batalla de las Naciones de Leipzig contra Napoleón o la batalla de Stalingrado contra Hitler, que igual a las mencionadas no fueron derrotas que hayan definido la guerra, pero que fueron batallas que afectaron de tal manera a los derrotados, Hunos, Franceses y Alemanes que fueron puntos de quiebre en la guerra y los hizo entrar en una curva de declive de la que no se repusieron.
En la Europa de mediados del siglo V, los Hunos habían ocasionado el desplazamiento de los otros pueblos bárbaros que llevaban tiempo estacionados dentro del propio imperio romano y estaban en un proceso de asimilación de la cultura romana, pero estos desplazamientos ocurrieron en medio del pánico y terror, que semejantes a ondas sísmicas se propagaron por todo el vasto territorio romano.
Los Hunos procedentes del centro de Asia, eran rivales formidables para los europeos, quienes no estaban preparados para sus tácticas de guerra, sus armas y poderosa caballería. Es importante resaltar el diseño del arco, el cuál era más fácil de maniobrar, les daba mayor alcance, penetración y podían disparar usando las dos manos y en movimiento sobre sus cabalgaduras, mientras que esto último no era posible para los jinetes del ejército romano y bárbaros con los que se enfrentaron en Europa. Sin embargo, aunque los hunos obtenían sucesivas victorias en Europa, cuando se enfrentaban a otros pueblos nómadas de Asia central no siempre triunfaban. En China se cree que la Gran Muralla se construyó para evitar el ataque de pueblos guerreros como los Xiongnu que se consideran emparentados o nombre con el que los chinos conocían a los Hunos, porque la Muralla no permitía el ataque de la caballería, perdían su eficacia y eran más fáciles de controlar.
En cuanto al ejército Romano, ya le había pasado su época de gloria, ya no contaba con generales de la talla de los Escipión el Africano, Mario, Julio César, Pompeyo, entre otros, que están considerados entre los más brillantes y geniales de la historia, probablemente Atila no hubiera sido tan exitoso si al frente tuviera de rival un Julio César que sabía leer las tácticas y estrategias de sus contrincantes en el propio campo de batalla, se ganaba la lealtad de sus hombres, era un gran motivador y se adaptaba a los diferentes escenarios de combate y rivales que enfrentaba. Atila carecía de estas cualidades y siempre usaba las mismas estrategias contra sus enemigos, lo que ocurría era que su poder residía en sus armas y caballería, que eran mejores que las de sus rivales en el momento por un lado y a su negra fama de cruel, sanguinario y con el sobrenombre de "Azote que Dios" que le agradaba, que al mejor estilo propagandístico de hoy aumentaba exponencialmente su imagen de terror entre sus enemigos.
Por otra parte, si se compara la indumentaria de las tropas romanas de los tiempos anteriores con la que presentaron combate aquel día del año 451, se nota que no eran de igual calidad y eran más vulnerables, además los soldados romanos al integrar a los bárbaros en sus legiones debido a la escasez de soldados, éstos revelaban sus tácticas y estrategias a tropas no confiables y los cuáles en muchas ocasiones utilizaron este conocimiento en contra de los mismos romanos, cuando desertaban o los traicionaban.
La población romana había disminuido mucho, en cambio los bárbaros que se habían asentado dentro de los límites del imperio tenían mejores tasas de natalidad y su número en el tiempo superó al de los verdaderos ciudadanos romanos.
Para ganar la batalla contra Atila, Roma contaba solamente con el general Flavio Aecio, quién era considerado el último que reunía cualidades y el prestigio de sus antecesores, pero disponía de un ejército romano muy reducido y tuvo que apelar a convencer a Teodorico rey de los visigodos y a otros bárbaros para que vieran en Atila un enemigo común como parte de su estrategia. Y gracias al apoyo, valentía de éstos y que no rompieron sus posiciones frente a los fuertes embates de los Hunos e incluso ante la muerte del rey Teodorico en el combate que pudo obligar al retiro de los visigodos quienes contrario a lo habitual inmediatamente nombraron como líder a su hijo y continuaron en combate, que los romanos con su apoyo lograron vencer a Atila.
Datos del Combate:
Fecha: 20 de Junio de 451 siglo V.
Lugar: Aún no determinado con precisión exacta pero se considera que ocurrió cerca de la ciudad Châlons-sur-Marne norte de Francia.
Bandos en contienda:
Los Hunos: dirigidos por su rey Atila y apoyados por múltiples pueblos bárbaros sometidos entre los que se encontraban los Ostrogodos que los apoyaron en mayor cantidad de hombres.
Los Romanos y Visigodos: Dirigidos por el general Flavio Aecio de parte de los romanos y el rey Teodorico de parte de los Visigodos junto a Meroveo de los Francos que los apoyó con un menor número de tropas así como otros pueblos bárbaros como los Burgundios que se unieron con un número aún menor de hombres que los Francos.
Fue de las batallas clásicas de la antigüedad en la que en el transcurso de un día se definía su resultado, no como en las batallas de épocas más recientes que abarcan días y hasta meses de combate para dar un parte de victoria.
Aunque las bajas fueron similares y en este aspecto no es preciso dar un ganador, la retirada desorganizada de Atila y el impacto psicológico que le significó la batalla al punto de considerar el suicidio para evitar ser capturado, fue lo que realmente inclinó la balanza en favor de los romanos y visigodos, quiénes sin embargo no aprovecharon la ocasión de eliminar a Atila de una vez (razones que son desconocidas).
Entre los autores antiguos que escribieron sobre los Hunos, se pueden citar Amiano Marcelino, Jordanes y Prisco que fueron contemporáneos a los Hunos, y en el caso de Prisco llegó a estar en una de las embajadas enviadas a pactar con los Hunos y por lo tanto los conoció en sus campamentos.
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